El espacio para pasajeros es de sobresaliente, y más por lo dicho inicialmente, que este coche parece más pequeño de lo que es. Otros coches nos han parecido más grandes por fuera que por dentro, pero este modelo en concreto es a la inversa: nos parece más compacto de lo que es, y el espacio interior sorprende por la comodidad para los pasajeros, y también por la calidad de los acabados. Podemos colocar perfectamente un SRI, ya que hay espacio más que suficiente, aunque con él instalado no es posible acomodar dos personas adultas más con holgura.
Se ha hecho un trabajo muy bueno en cuanto a visibilidad desde el puesto de conducción. Los pilares A han sido desplazados 100 mm hacia atrás, lo que nos da un campo de visión más amplio. Los retrovisores ayudan bastante a tenerlo todo controlado con apenas un movimiento de ojos, y no tenemos queja alguna en este apartado. En nuestra prueba de carretera, al ser un tramo con curvas realmente cerradas y ratoneras, ese mismo pilar A se metía de lleno en nuestro campo de visión, pero precisamente lo comento para que quede claro que no es lo habitual, y que por tanto, un 10 a la visibilidad del conductor.
Motorización
El nuevo Mazda3 se presenta con una amplia gama de avanzadas cadenas cinemáticas SKYACTIV, con motores atmosféricos de gasolina y turbodiésel asociados a transmisiones manuales o automáticas. El motor va acompañado del sistema de corte de ralentí i-stop (el Start & Stop de Mazda), que encuentro mucho menos intrusivo y es más agradable tenerlo activo que en otros coches que hemos probado. De hecho en ocasiones casi no nos enteramos de que se ha cortado el ralentí. Si algo caracteriza a este Mazda3 es la comodidad interior gracias a la suavidad del motor, y en parte también a este i-stop, que me ha encantado, aunque bien es cierto que en ocasiones preferiría desconectarlo.
En cuanto a los motores de gasolina de inyección directa, Mazda ha optado por «pasar» del turbo y mantener motores atmosféricos de alta relación de compresión (14:1) acompañados de un sistema de escape 4-2-1 de colectores largos y mejoras en la pulverización del combustible. El sistema de escape compensa los inconvenientes de tan alta compresión. Existen tres motorizaciones posibles para los motores gasolina.
- El motor SKYACTIV-G 1.5, con una potencia de 74 kW / 100 CV a 6000 rpm y 150 Nm a 4000 rpm. El consumo combinado homologado para este motor se sitúa en 5 litros a los 100 km y las emisiones en 118 g/km. Pasa de 0 a 100 en 10,7s y alcanza los 185 km/h.
- El motor SKYACTIV-G de 2,0 litros, que desarrolla 121 kW / 165 CV a 6000 rpm y 210 Nm a 4000 rpm se encuentra disponible para el 5 puertas con cambio manual e i-ELOOP o freno regenerativo de Mazda. Pasa de 0 a 100 en 8,2 segundos y alcanza una velocidad punta de 210 km/h, con unos consumos / emisiones homologados de 5,8 l/100km y 135 g/km.
- El motor SKYACTIV-G 2.0 que desarrolla 88 kW / 120 CV a 6000 rpm y 210 Nm a 4000 rpm está disponible para las dos carrocerías y con transmisión SKYACTIV-Drive automática o SKYACTIV-MT manual, esta opción homologa estos consumos y emisiones: 5,1 l/100 km y 119 g/km (transmisión manual) y 5,6 l/100 km y 128 g/km (transmisión automática). Pasa de 0 a 100 en 8,8 y 10,3 segundos, respectivamente, y tienen como velocidad punta los 198 km/h. [Ver prueba Mazda3 SKYACTIV-G 2.0 120 CV]
En cuanto al diésel, está disponible el motor diésel limpio SKYACTIV-D 2.2 l. de 150 CV (Ver prueba Mazda3 SKYACTIV 150 CV automático) monta un turbocompresor secuencial doble y un sistema common-rail con piezoinyectores multiorificio. El par máximo de 380 Nm a 1800 rpm y los 110 kW / 150 CV a 4500 rpm ofrecen una potencia muy satisfactoria en todo el rango de revoluciones, desde parado hasta la zona roja de 5500 rpm. Pasa de 0 a 100 en 8 segundos con cambio manual y en 9,7 segundos con cambio automático (solo 5 puertas). La velocidad máxima es de 213 km/h y 201 km/h respectivamente. En cuanto al consumo de combustible y las emisiones de CO2 son de 3,9 l/100 km y 104 g/km (SportSedan con cambio manual) y 4,8 l/100 km y 127 g/km (5 puertas con cambio automático). Cumple la normativa Euro 6.
Hablemos de consumos. Sin duda con el motor 1.5 de gasolina nos hemos encontrado con unos consumos extremadamente ajustados, muy bajos en general, y que demuestran que este motor es una gran apuesta. el futuro está en motores de gasolina de baja cilindrada y muy ligeros, capaces de reducir los consumos sin merma de prestaciones. Y en este caso podemos dar estos datos
Consumo en carretera: 5,8 litros a los 100 km
Consumo urbano (aprox. 100 km): 7,6 litros a los 100 km
Como nota al margen, los desplazamientos urbanos son todos de muy corta duración por ser en una ciudad pequeña. Por poner un ejemplo, en la M-40 madrileña registré un consumo de 4,8 a 4,9 litros según el ordenador de a bordo. El consumo medio durante la prueba lo situamos en 6,23 litros a los 100 km. La conducción durante la prueba ha sido normal, es decir, no hemos hecho una prueba de consumos ultraeficiente porque pensamos que lo que interesa al consumidor es saber cómo va a consumir en su día a día.
Comportamiento
Ya que hemos hablado de las motorizaciones en general, vamos a ahondar en la que hemos probado esta semana, la versión de acceso de 100 CV gasolina. El primer pensamiento al escuchar 100 CV y gasolina es «va a ser un motor demasiado pequeño». Por un lado, al César lo que es del César: es un motor realmente pequeño, y los 100 CV de potencia parece que han pasado de moda, o que indican que el coche es una suerte de coche de consolación. Lo bueno de todo esto es que una vez que te sientas y das el contacto empiezas a ver que esos pensamientos son simplemente prejuicios. Parece que nos vaya el diésel (potente o no) para conseguir consumos ajustados con buenas prestaciones, o si no el gasolina muy potente, «si no, nada».
Todos los pensamientos a priori los borré en cuanto pude circular un par de cientos de kilómetros. Es cierto que en determinadas situaciones se nota falta de potencia, sobre todo si no sabemos anticiparnos al terreno (estamos muy acostumbrados a que la caballería nos haga el trabajo sucio), pero hablamos de un 5% de las situaciones. Es decir, este coche y este motor, para un uso urbano-extraurbano 80%-20% es más que suficiente, y si aumentamos el uso urbano, o nos limitamos a carretera (o circunvalaciones estilo M-30, M-40 con velocidades máximas de 100 km/h) en lugar de hacer extraurbano exclusivamente en autovía, es absolutamente recomendable. Anticipándose correctamente es muy difícil que nos deje «vendidos». Otra cosa es llevarlo a tope de carga y con pasajeros, ahí, sí, es otro cantar (pero en ciudad un 10).
Si salimos a la carretera vamos a comprobar que el chasis del Mazda 3 hace maravillas con este motor. Responde con precisión a las órdenes del conductor, con una dirección neutra y precisa en las curvas, con inclinaciones y balanceos predecibles y suaves. Esto ha sido probado con creces en carretera de montaña, y sorprende un poco «forzar» en un cambio rápido de dirección y ver que el coche no hace demasiado caso y sigue en su raíl.
Kilómetro a kilómetro vamos devorando curvas enlazadas con mucha agilidad y ligereza, pendientes ascendentes y descendentes, curvas algo más rápidas y pequeños segmentos de tranquilidad (y siempre a velocidades perfectamente legales), y terminamos el tramo, salpicado de pequeños pueblos de la comarca de Los Ibores, contentos y más que satisfechos con un coche divertido y que, contra todo pronóstico, consume mucho menos de lo esperado. Y eso que salvo en los pueblos mantuvimos el ritmo en tercera y cuarta apurando las revoluciones.
Sin duda un gran chasis y un conjunto muy bueno con las suspensiones. Son los frenos los que me han parecido solamente «suficientes» en conducción alegre en carretera. Las correcciones del volante brillan por su ausencia y las mentadas suspensiones se hacen notar en apoyo con aplomo. Mejoraría los neumáticos calzando otra marca para aprovechar mejor la conducción deportiva, pero para su uso normal están más que bien los que lleva.