La última entrega del Audi Q5 cada vez está más cerca de su hermano mayor en todas las versiones, el Audi Q7. Con él comparte gran parte de componentes. Más elegante y suave en sus trazos, mantiene las proporciones conocidas y suma mucho equipo tecnológico. Hoy probamos el Audi Q5 Sportback 45 TFSI quattro.
La gama Q5 goza de mucho peso dentro de la marca de los cuatro aros. A pesar de que la primera generación llegó al mercado en plena crisis –2008-, superó el millón de unidades vendidas en menos de seis años. Un récord dentro del fabricante. Esa es la razón por la cual los chicos de Ingolstadt llevan años poniendo tanto esmero en este producto.
En la gama del Audi Q5 Sportback hay mecánicas de gasolina, diésel y dos híbridos-enchufables (PHEV). Ambos están exentos del impuesto de matriculación (además de tener la pegatina 0). En el resto de las motorizaciones, la marca apuesta por la micro hibridación de 48V. De esta forma, tanto en gasolina como diésel tenemos la pegatina ECO.
El acabado S line, por su ajuste específico, es el menos cómodo de los acabados de la gama. Como rivales en el mercado podemos encontrar los BMW X4, Alfa Romeo Stelvio, Porsche Macan y Mercedes-Benz GLC Coupé. El precio del Audi Q5 Sportback está por debajo del de sus rivales, salvo en el caso del Alfa Romeo Stelvio, muy parejo.
Diseño exterior
A nivel estético, el Q5 Sportback cuenta con las mismas características que el resto de la gama Q5, pero lo hace en una envoltura más dinámica y elegante. Su exterior destaca por lucir una poderosa presencia. El frontal se mantiene relativamente bajo. Está marcado por la parrilla Singleframe flanqueada por grandes entradas de aire.
La parrilla se extiende hasta los grupos ópticos mediante su contorno en negro gracias al paquete opcional de óptica Negro plus. Estos equipan tecnología Matrix LED con intermitentes dinámicos (Full LED de serie). Incorporan funciones adicionales como la reducción de la potencia de la iluminación para evitar deslumbramientos.
En el extremo inferior encontramos un paragolpes deportivo. Como se puede apreciar, los detalles en negro de alto brillo están muy presentes. En la vista lateral destacan una limpia superficie de las puertas y un área acristalada amplia. La prominente línea de cintura parte desde el capó hasta las ópticas posteriores.
La línea de hombros, con un trazo continuo y elegante, enfatiza los pasos de rueda; mientras que los faldones laterales le otorgan una imagen de estabilidad y robustez. La superficie que forma la zona acristalada presenta un diseño descendente en el que la tercera ventanilla se estrecha claramente hacia la parte posterior en esta versión.
Podemos equipar cristales insonorizantes delante, así como lunas posteriores tintadas. Las carcasas de los espejos retrovisores pueden ir en carbono, negro o aluminio. A su vez, la línea del techo está coronada por dos raíles (grises o negros) y desciende de forma pronunciada hacia la parte trasera, con un pilar D estrecho.
Se ofrecen juegos de llantas de 18 a 21 pulgadas. En este caso, están calzadas con gomas Pirelli Scorpion Verde en medidas 255/45 R20 101W en ambos ejes. En dimensiones, el Audi Q5 Sportback es 7 mm más largo que el Q5. Alcanza 4.69 metros de largo, 1.89 metros de ancho y 1.66 metros de alto. La batalla es de 2.819 mm.
Los anchos de vía son de 1.616 mm delante y de 1.609 mm detrás. El Cx es de 0.31, con una superficie frontal de 2,64 m² y un factor de resistencia de 0,82. Para la carrocería, hay disponibles 19 pinturas con acabado sólido, perlado y metalizado. Se suman casi infinito catálogo de Audi Exclusive. En este caso vemos el Nardograu Uni sólido.
En la zaga son protagonistas indiscutibles las líneas horizontales que enfatizan la anchura. El portón trasero se funde con los pilares D y vemos un sutil spoiler sobre la luna posterior. Las luces traseras, por su parte, se encuentran en la parte más externa y elevada, dándole un toque de personalidad al conjunto con su firma lumínica LED de serie.
En opción podemos optar por los pilotos traseros OLED, que suman intermitentes dinámicos delanteros y traseros; así como firma lumínica personalizable en hasta tres estilos. Al igual que en el frontal, el paragolpes del S line es más deportivo. Integra un detalle cromado. Sobre el techo podemos equipar un techo panorámico eléctrico.
Diseño interior
El Q5 fue uno de los primeros modelos de Audi en adoptar la nueva filosofía de diseño interior de la compañía. Esta destaca por sus líneas horizontales, la tecnología y la limpieza visual del conjunto. Todo está donde debe estar y la sensación de calidad es elevada. Son las grandes protagonistas las renovadas pantallas para la instrumentación y el sistema multimedia.
En términos de diseño, el salpicadero se ha trazado siguiendo líneas horizontales y apostando por la simplicidad. Nos libera de una abundante botonería. Los materiales empleados son blandos en su mayoría, con escasos componentes en plástico rígido. En todo caso, estos son vistosos y de tacto agradable. Lo cierto es que el conjunto rebosa empaque y calidad.
Los cinturones delanteros pueden regularse en altura y los posavasos pueden ser climatizados.
En el salpicadero resaltan los embellecedores en negro y los ajustes son muy buenos. Hay total ausencia de crujidos. Todo queda libre de botones innecesarios. Se lleva gran parte del protagonismo la pantalla del MMI con pantalla táctil de 10,1 pulgadas. Incluye múltiples funciones de conectividad en línea, Apple CarPlay y Android Auto de serie.
También se presenta más despejada la consola del túnel central. En la posición más retrasada de este nos topamos con el reposabrazos, que se puede ajustar en altura y longitud. Esconde bajo el mismo un ajustado hueco portaobjetos con toma USB, toma auxiliar y cargador inalámbrico para el teléfono móvil. Eso sí, la profundidad es limitada.
La fluidez, el funcionamiento y los gráficos del sistema multimedia no admiten tacha.
Las manos se posan sobre un volante multifunción de tres radios. Hay tres tipos de volantes para elegir y puede tener ajuste eléctrico y calefacción.En este caso incluye levas solidarias de plástico. Tras este encontramos el Audi Virtual Cockpit de 13,3 pulgadas y abundante información. En opción se ofrece un Head-Up Display.
Respecto a los asientos, estos deportivos ofrecen gran agarre, comodidad y posibilidades de ajuste. Pueden equiparse con ajuste eléctrico, apoyo lumbar, ajustes eléctricos, reposacabezas longitudinales, extensión de la banqueta, masaje, memoria y calefacción. Todo ello permite encontrar la postura y temperatura ideal para cada cuerpo.
El climatizador automático regula la temperatura del habitáculo en tres zonas. Puede funcionar en dos modos climáticos diferentes, denominados eco y normal. En el modo eco, el climatizador automático se basa en una línea característica de consumo optimizado para establecer la temperatura interior seleccionada, aumentando así aún más la eficiencia.
A nivel de personalización para el interior, se ofrecen múltiples opciones de tapicería (cuero, tela Alcantara…), recubrimientos de cuero, múltiples inserciones y molduras, diversas alfombrillas Audi Exclusive, dos revestimientos para el techo, iluminación ambiente… En la segunda fila podemos equipar asientos calefactados, cortinillas en las ventanas y tomas USB.
El acceso a las plazas traseras es cómodo, pero algo peor que en el Q5 por la caída del techo. Eso sí, el ángulo de apertura de las puertas es generoso. Las plazas traseras homologan espacio para tres pasajeros, aunque sólo dos viajarán cómodamente por la anchura, el mullido de la plaza central y el abultado túnel de transmisión.
La altura también es algo peor que en el Q5. Pese a ello, caben bien dos adultos de hasta 1,90 metros de altura. La banqueta de la segunda fila se puede regular longitudinalmente (12 cm) y en inclinación del respaldo. El maletero cubica 510 litros, ampliables a 1.480 litros abatiendo el respaldo de los asientos traseros -60:40-.
La superficie de carga es plana y el portón del maletero automático deja una buena apertura. Hay múltiples anclajes, toma 12V e iluminación. El borde de carga queda a 750 mm del suelo, aunque con la suspensión neumática podemos rebajar la altura en 40 mm (hasta 710 mm). Los PHEV tienen un tamaño de maletero de 455 litros.
Motorización Audi Q5 Sportback 45 TFSI
La gama del Audi Q5 Sportback se compone de opciones diésel, gasolina y PHEV. En gasolina tenemos el 45 TFSI con 265 CV y tracción quattro. En diésel la oferta parte del 35 TDI de 163 CV. Le sigue el 40 TDI de 204 CV, alcanzando su máximo esplendor en el Audi SQ5 de 341 CV. Todos montan el cambio automático S-tronic de siete velocidades.
El SQ5 cuenta con la caja tiptronic de ocho relaciones. La tracción es delantera solo en el 35 TDI. La gran ventaja es que todas las mecánicas reciben el distintivo ambiental ECO de la DGT gracias al sistema mild hybrid. Los motores de cuatro cilindros cuentan con una red eléctrica de 12 voltios y una batería de iones de litio de 12V adicional.
Una máquina eléctrica unida al cigüeñal por una correa hace las veces de motor de arranque y alternador, pudiendo generar hasta 5 kW en las fases de deceleración. Permite la función de avance por inercia y ahorra hasta 0,3 l/100 km de combustible. En las versiones de seis cilindros se equipa un sistema eléctrico de 48V.
Este se alimenta por una batería de iones de litio de 0,5 kWh ubicada bajo el maletero. No es un sistema híbrido al uso, sólo funciona entre 55 y 160 km/h. Actúa como motor de arranque y como generador, ahorrando en torno a 0,4 l/100 km. Además, recupera hasta 8 kW en la deceleración. Los PHEV se benefician del distintivo 0 emisiones de la DGT.
Todos los propulsores cumplen con la normativa de emisiones Euro 6d-TEMP.
El básico es el 50 TFSIe con 299 CV. Alcanza los 62 kilómetros de autonomía eléctrica. Quienes busquen más prestaciones pueden optar por el 55 TFSIe de 367 CV. En este caso la autonomía es de 59 kilómetros con una sola carga. Ambos tienen tracción total quattro y están asociados a la caja automática S-tronic de siete velocidades.
Entremos en materia…
El motor de este 45 TFSI es un bloque fabricado en hierro y aluminio que cuenta con 1.984 cm3 de cilindrada. Es el 2.0 TFSI ya conocido en otros modelos de la gama. Tiene cuatro válvulas, dos árboles de levas en la culata, inyección directa, turbo, intercooler y Start/Stop. Desarrolla 365 CV (195 kW) de potencia entre las 5.250 y las 6.500 rpm.
A ello se suma un par de 370 Nm entre las 1.600 y las 4.500 rpm. Sobre el papel las cifras son muy buenas, con prestaciones que no desmerecen. Acelera de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos, recuperando de 80 a 120 km/h en 4,6 segundos entre marchas. La velocidad máxima es de 240 km/h. Sin embargo, no se siente impulsivo.
Tanto la respuesta al pisar el acelerador como la rapidez del cambio te dejan un sabor agridulce. Siempre tiende a ir en la marcha más larga para ahorrar. Llevamos una bestia enjaulada que nos da lo que pedimos con extrema progresividad. Para la potencia que tiene, es un coche al que le falta ímpetu, aunque pisemos el acelerador a fondo.
En modo dynamic la cosa mejora, pero aun así es perceptible la sensación de llevar un coche “capado”. Con todo y con eso, es un coche que no va a decepcionarte por la soltura y la agilidad con las que se mueve cuando necesitas potencia extra. Simplemente ten en cuenta que gana velocidad de forma enérgica, pero lineal.
Eso sí, es un motor muy elástico con buenos bajos, aunque la mayor entrega de potencia se acumula en el rango alto de vueltas. En una conducción tranquila, sube de marcha en torno a las 1.900 rpm. El Audi Drive Select permite elegir entre siete modos de conducción que modifican diversos parámetros del vehículo.
Es el caso de la respuesta del acelerador, la dureza de la suspensión y la dirección, el sistema de tracción quattro-ultra y la gestión de la caja automática S tronic. Son los denominados allroad, offroad, auto, comfort, dynamic, efficiency e individual. Salvo que nos vayamos a los extremos, las diferencias no son muy apreciables.
Cuando el Audi drive select se ajusta en los programas efficiency y auto, queda desembragado para activar la función de marcha por inercia tan pronto como el conductor levante el pie del acelerador. Cabe también resaltar que es bastante tragón, incluso en autopista, donde el motor gira a 2.000 rpm a 120 km/h en 7ª velocidad.
La marca homologa un consumo combinado de 8.7 l/100 km. Durante la prueba, el consumo medio se detuvo en los 9.8 litros, rondando los 11 litros en ciudad y bajando hasta los 8.3 litros en autopista. Son unas cifras elevadas y el diésel no es menos refinado, valóralo. El depósito de combustible tiene una capacidad de 70 litros.
Por su parte, el cambio S tronic de doble embrague con siete velocidades se distingue por sus transiciones rápidas entre marchas. La pena es que siempre tienda a engranar la marcha más larga, lo que empaña las prestaciones de este motor. La palanca tiene posiciones D y S, modo secuencial y encontramos levas solidarias tras el volante.
Version | 45 TFSI S line - 4 cilindros en línea |
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Cilindrada | 1.984 cm³ |
Potencia | 265 CV (195 kW) @ 5.250 - 6.500 rpm |
Par | 370 Nm @ 1.600 - 4.500 rpm |
Peso | 1.850 kilos |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 4.689 / 1.893 / 1.660 mm |
Volumen Maletero | 510 (1.480) litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 6,1 segundos |
Recuperación 80 a 120 km/h | 4,6 segundos |
Velocidad máxima | 240 km/h |
Consumo homologado | 8,7 / 11,5 - 8,5 - 7,5 - 8,7 l/100 km (Comb. / vel. baja - media - alta - muy alta) |
Emisiones CO2 por km | 197 g/km de CO₂ (Euro 6) |
Pegatina de la DGT | Eco |
Precio de partida | 72.950 euros (este motor y acabado sin descuentos ni extras) |
Comportamiento Audi Q5 Sportback 45 TFSI
Cuando nos ponemos al volante de un SUV, no esperamos reacciones ágiles, pasos por curva rápidos y direcciones precisas. Sin embargo, en el Q5 Sportback la cosa cambia gracias a la plataforma MLB, la herencia del Audi Q7 y los dos puntos fuertes de esta versión. Hablamos de la suspensión neumática con cinco niveles de ajuste y la tracción quattro.
El Audi Q5 Sportback ofrece una conducción que se desvincula ligeramente de la media del segmento. Combina el confort en carretera de su hermano mayor con unas aptitudes camperas más que aceptables y un dinamismo propio de un vehículo algo más pequeño. No es divertido de conducir como un X4, un Macan o un Stelvio, pero la sensación de control y estabilidad resulta sobresaliente.
El chasis está tan trabajado que demanda incluso más energía al motor (es una pena que no haya un RS Q5). Tiene un paso por curva y unas reacciones que realmente harán que te cueste buscarle las cosquillas. Además, la dirección de desmultiplicación variable es más rápida y precisa de lo que cabría esperar.
En ciudad es un coche más que manejable, con un diámetro de giro entre paredes de 11,8 metros.
Su asistencia disminuye a medida que aumentamos la velocidad. Esto hace del Q5 Sportback un coche bastante dinámico en situaciones reales. Eso sí, como ocurre habitualmente en la firma de los cuatro aros, el retorno de información es más bien escaso. Esto se debe al exceso de asistencia, lo cual derivaba en un vehículo muy neutro en sensaciones.
En autopista, el Audi Q5 Sportback es un coche de mucha calidad por estabilidad, insonorización y comodidad.
La suspensión de serie ofrece un esquema independiente en ambos ejes. Si montamos los muelles neumáticos de esta unidad, podemos ajustar la altura de la carrocería en cinco niveles. El rango de variación es de 60 milímetros. Además, se añade un modo adicional de conducción denominado offroad.
Esta suspensión neumática baja 15 mm para mejorar la aerodinámica en autopista y puede subir hasta 45 mm a baja velocidad para circular por superficies irregulares. La altura también se puede modificar manualmente desde el sistema multimedia; o desde el maletero, para cargar o descargar objetos pesados.
También cuando se selecciona el modo dynamic, la carrocería desciende. En el resto de los modos el ajuste se realiza de forma automática y el descenso de la carrocería se produce al superar los 120 km/h. Esto beneficia la estabilidad y mejorar la aerodinámica. Circulando por autopista, los balanceos de la carrocería son imperceptibles.
El conjunto es cómodo y filtra bien las irregularidades del asfalto en largos viajes, pudiendo adaptarse a diversas situaciones. Los sibaritas que apuesten por la suspensión neumática no quedarán en absoluto decepcionados, porque es muy cómoda, pero no es una opción barata. Supera los 2.000 euros.
Sin la suspensión neumática, los ángulos de ataque y de salida de la carrocería son de 16 y de 19,7 grados, respectivamente. Con la suspensión neumática podemos mejorar estas cotas. En cualquier caso, no hablamos de un modelo pensado para ir más allá de caminos de baja dificultad. La tracción quattro tiene un mayor enfoque al dinamismo que al off road.
La tracción quattro-ultra, en condiciones normales, hace que el coche ruede con tracción delantera. Cuando detecta una posible pérdida de adherencia, envía par a las ruedas posteriores. Y no solo fuera del asfalto, también supone un plus en términos de seguridad en la carretera, permitiéndonos una conducción más dinámica y ágil.
Por otra parte, el equipo de frenos está compuesto por discos ventilados en ambos ejes. El tacto del pedal no requiere habituarse a él porque la asistencia está bien lograda. Además, actúan con notable eficacia y brindan buena resistencia a la fatiga, aunque no están pensados para hacer el cabra. No es un vehículo de enfoque deportivo, para eso está el SQ5 Sportback.
Por último y, respecto a los sistemas de asistencia a la conducción, estos se agrupan en paquetes. El abanico es muy amplio, pudiendo encontrar varios niveles de pre sense, regulador de velocidad adaptativo con lector de señales y adaptación de la velocidad, sensor de ángulo muerto, asistente de mantenimiento de carril, asistente de aparcamiento…
Equipamiento y precio
En nuestro mercado, el Audi Q5 Sportback cuenta con los acabados Advanced, S line y Black line edition. Desde el básico incluye el climatizador automático trizona, sistema de audio con 8 altavoces, bluetooth, puerto USB, sistema pre-colisión, frenada de emergencia, múltiples airbags, sensores de luz y lluvia, espejo interior fotosensible…
También sin coste ofrece freno de mano eléctrico, llantas de aleación de 18 pulgadas, sistema multimedia MMI, Faros Full LED, Audi phone box light, respaldo trasero abatible 40:20:40, volante de cuero, control de crucero, sensores de aparcamiento traseros, navegador, portón trasero eléctrico y tapicería de tela, entre otros.
Los S line suman a los anterior el exterior deportivo, asientos deportivos, Audi drive select, llantas Audi Sport de 19 pulgadas, faros Matrix LED, techo interior en negro y suspensión deportiva. Por último, los Black line edition añaden múltiples detalles en negro, cristales oscurecidos y llantas Audi Sport de 20 pulgadas, entre otros.
Como buen alemán, existe la posibilidad de equiparlo con un amplio catálogo de opcionales capaces de subir el precio final como la espuma. En España, el precio recomendado del Audi Q5 Sportback varía entre 58.400 y 86.810 euros sin descuentos ni promociones. Un 45 TFSI S line como este arranca en 72.950 euros sin descuentos.
Diseño/Estética
Calidad de acabado
Equipamiento de serie
Equipamiento opcional
Habitabilidad
Maletero
Motor/Refinamiento
Prestaciones
Consumos
Transmisión
Dirección
Frenos y neumáticos
Comportamiento
Calidad de rodadura
Relación valor-precio
8
Notable+
La actual generación del Audi Q5 ha logrado captar la atención del público gracias a un habitáculo espacioso y cómodo, un diseño actualizado y un abanico de tecnologías que lo convierten en un Q7 compacto. Destaca especialmente esta carrocería Sportback, muy en la línea de lo que tanto gusta al mercado actualmente. Ofrece mecánicas para todos los gustos y un precio en línea de sus rivales.
Lo bueno
- Diseño acertado para mantenerse al día con lo que demanda el mercado.
- Empuje y rendimiento del motor en todas las circunstancias, con una respuesta rápida.
- Ventajas de la pegatina ECO.
- Segunda fila de asientos con desplazamiento longitudinal y ajuste de respaldo.
- Gran equilibrio entre confort en autopista y comportamiento dinámico en tramos de curvas.
- Excelente calidad de rodadura, especialmente con el doble aislamiento de los cristales.
- Altura en la segunda fila de asientos para personas de hasta 1,90 metros, pese al diseño de la carrocería.
Lo mejorable
- Altura en las plazas traseras, acceso a las mismas y capacidad de maletero sensiblemente peores que en el Q5.
- Consumos elevados.
- Diseño interior más veterano que las incorporaciones más recientes a la gama.
- Si quieres un Q5 Sportback bien equipado, la factura final se dispara.
- Alguna laguna en el equipo de serie.
- El túnel de transmisión es demasiado intrusivo en la plaza central trasera.
- Demasiado neutro en sensaciones, tiene una conducción artificial porque es demasiado perfecto en todo. Le falta ese toque pícaro que encontramos en BMW.