A nivel de prestaciones de motor presenta ciertas limitaciones por sus 126 cv, especialmente en autovías y autopistas. Al margen de ir muy revolucionado a los 120 km/h, la aceleración es progresiva –como cabe esperar- pero lenta, recordándome en este sentido al Mini Coupé que probamos hace unos meses [Ver Prueba Mini Coupe]. Como dato decir que motor del MX-5 suena con fuerza en el interior (a pesar de que se ha reducido con respecto al modelo anterior). Reitero que lo dejo como dato y no como inconveniente, puesto que habrá quien lo considere algo positivo y propio de un deportivo.
Nada tiene que ver con el Mini si hablamos de las prestaciones del chasis. No encuentro comparación posible dentro de los modelos que he podido conocer para hablar de las sensaciones que transmite el Mazda MX-5. No es cuestión de potencia, no es cuestión de velocidad, es cuestión de agilidad. El paso por curva del MX-5 puede dar sopas con ondas a más de una bestia del asfalto tipo Mercedes, Infiniti o incluso, en las manos adecuadas –me excluyo por tanto-, un Porsche.
Evidentemente sin llegar a hacer el “cafre” –algo que nos puede reportar un susto o una multa y no es aconsejable-, comprobaréis que la finura con la que el MX-5 sigue la línea que le marcamos es espectacular. La trazada dibujada en nuestra cabeza se reproduce con fidelidad absoluta en el asfalto a través del volante. Incluso cuando le exigimos, responde a la perfección. Este hecho es el que marca la diferencia y lo que convierte al roadster de Mazda en un coche exclusivo, de éxito mundial, y deseado por todos aquellos que lo prueban, entre los que me incluyo.
El gran comportamiento del coche se ve favorecido por unos neumáticos de 205/50, una anchura más que suficiente para el tamaño del MX-5, con llantas de 16 pulgadas, que opcionalmente se pueden cambiar por otras de 17” o 18” (con un sobrecoste de más de 1.000 euros).
El Mazda MX-5 es, en ese sentido, como una moto. Dicen que quien adquiere una motocicleta y se hace motero ya lo es para toda la vida, y que mientras pueda, siempre tendrá una. No me cabe la menor duda que el orgulloso propietario de un MX-5 no lo cambiaría por ningún otro coche. No en vano, se trata del descapotable más vendido en la historia del automóvil. Por algo será.
Precio
El Mazda MX-5 es uno de los roadster más económicos del mercado, lejos de los precios de otros descapotables deportivos como SLK o Z4, aunque no representan exactamente el mismo concepto.
En España podemos adquirir un Mazda MX-5 desde 25.740 euros con techo lona y 28.140 con techo rígido, según catálogo, sin aplicar promociones o descuentos. El precio se incrementa notablemente si elegimos el motor 2.0 de 160 cv en lugar del 1.8, partiendo de 35.590 euros. No obstante, a falta de probarlo, mi sensación es que debe ser todavía más divertido, e incluso puede que gaste menos al tener una sexta marcha que lo desahogue en autopista.
Review Overview
Equipamiento
Diseño
Confort
Consumo
Motor
7.2
NOTABLE
El roadster por excelencia. La nota que veis más abajo no le hace justicia, porque lo que le hace especial no se puede medir con ningún parámetro. Es simplemente único.
…. diseño anticuadisimo, interior muy cutre, ninguna variedad de motores, y el motor que tiene es TRAGÓN Y POCO POTENTE… un desastre de mazda
Primero el diseño no tiene porqué ser renovado cada dos x tres, en cuanto al motor no lo he probado pero está claro que no es un superdeportivo, es el precursor de los roadster tipo z3/z4, audi tt o slk entre otros. Yo creo que el coche en si no esta mal, lo que si le vendría bien es mas variedad de motores pero sin recurrir al diesel…
Yo compré uno en Junio de 2013.
1) Sí, el coche es «tragón» (8l/100) comparado con los turbodiesel actuales (es gasolina y atmosférico).
2) Sí, el coche no es muy potente ni acelera ni recupera muy deprisa cuando se circula de forma «normal» (vengo de un Seat León TDI de 110cv que se sentía más potente). Es un coche que exige un régimen de revoluciones alto, a partir de las 4500rpm es donde se le saca el potencial, hasta el corte de inyección (que ronda las 7000 rpm). Eso implica aumentar el consumo (tampoco una barbaridad) pero es más que suficiente para realizar adelantamientos con seguridad.
3) Es un deportivo para disfrutar conduciendo, y no para fantasmear frente al resto de conductores. Las sensaciones que transmite en una carretera de montaña te hacen desear más y más. No es un coche muy apropiado para ciudad ni para autopista. Las curvas son su territorio, donde una dirección y un cambio de marchas rápido, preciso y directo te hacen disfrutar realmente de la conducción.
4) Este fin de semana me voy de Madrid a Zaragoza…y en lugar de 2 horas y media como podría tardar por la autopista, voy a tardar 6 horas, atravesando el parque del Alto Tajo y pisando menos de 80km de autopista en total. Y voy a gastar más gasolina. Y no me importa. El porqué no me importa es lo que resulta tan difícil de explicar, y lo que hace que me alegre un montón de haber cambiado mi antiguo TDI por este juguete, a pesar de correr mucho menos.