Prueba Honda CR-V 1.6 i-DTEC 120 cv: En el podio de su clase

Podríamos hablar de pega porque el motor 1.6 i-DTEC sólo está disponible con tracción delantera y no puede llevar en combinación ningún sistema de ayudas a la conducción. Lo que pasa es que desde la terminación Elegance el CR-V lleva climatizador automático dual, cámara de visión trasera, ESP, retrovisor interior fotosensible, sensores de aparcamiento, control de crucero, retrovisores plegables, sensores de lluvia y luces, además del comentado plegado automático de los respaldos traseros que, de paso, apuntamos que deja una superficie muy aprovechable completamente plana.

Motorización

Llegamos al punto culminante de nuestra prueba para hablar del flamante motor 1.6 i-DTEC. Para ir poniéndoos en situación, las versiones diésel disponibles son ésta y la que os presentamos anteriormente 2.2 i-DTEC. La diferencia fundamental es que la segunda está disponible con tracción total y ofrece 150 caballos mientras que el 1.6 se asocia exclusivamente a la tracción delantera y da 120 cv.

Claramente nos damos cuenta de que el público para uno y otro será ligeramente diferente. En realidad, el único motivo que puede hacer que nos decantemos por el modelo más potente es la búsqueda de la tracción total puesto que os equivocáis si pensáis que el 1.6 se queda corto de fuerza.

Tanto en punta –quizá lo menos importante hoy en día- como en recuperaciones, os aseguro que el motor de 120 caballos responde a la perfección. La apariencia del CR-V engaña, pues parece mucho más pesado de lo que en realidad es (1.541 kg) y se mueve mejor de lo esperado con este motor que, lógicamente, es mucho más económico.
El consumo homologado de esta versión es de 4,5 litros a los 100 km. ¿Demasiado optimista? Rotundamente no. A diferencia de otras marcas con sus modelos debo decir que Honda no ha inflado en absoluto estos registros. Evidentemente podemos practicar una conducción más agresiva que eleve el gasto de carburante has casi 6 litros (mucho más tampoco), pero en condiciones normales, sin grandes esfuerzos puedes alcanzar los mencionados 4 y medio.

El CR-V es de esos coches que no cansa conducir. Invita a los viajes largos tanto al conductor como a los acompañantes gracias, entre otras cosas, a la escasa rumorosidad del habitáculo. El puesto de conducción elevado también favorece este hecho. La suspensión es mullida aunque soporta bien el peso de la carrocería, e incluso la visibilidad, que en principio generó en mí ciertas dudas acabó por convencerme plenamente de que el Honda es un modelo fantástico de llevar.

Precio y alternativas

Si por cuestiones de motor nos decantaríamos antes por el modelo que acabamos de probar que por el 2.2 diésel, ni que decir tiene que en términos económicos sólo podemos ratificarnos, pues 4.200 euros de diferencia tienen la culpa.

El Honda CR-V 1.6 i-DTEC 2WD en su versión Elegance (como he dicho, la que recomiendo) tiene un precio de mercado de 26.900 euros en condiciones normales, si bien ahora mismo, según anuncia Honda en su web, se beneficia de una promoción especial que lo deja en 24.400 euros.

Podemos afirmar con certeza que el CR-V se sitúa sin lugar a dudas en el podio de su segmento. Un segmento en el que compiten algunos clásicos como el Mitsubishi Outlander [Ver Prueba Mitsubishi Outlander], el Volkswagen Tiguan [Ver Prueba VW Tiguan] o el Ford Kuga [Ver Prueba Ford Kuga], y que espera con los brazos abiertos al nuevo Nissan Qashqai, a la venta desde este mismo mes. A la altura del CR-V pondría personalmente al Mazda CX-5 [Ver Prueba Mazda CX-5], y por debajo al Suzuki Grand Vitara [Ver Prueba Suzuki Grand Vitara] que reclama una renovación de look a gritos. Otro modelo interesante del segmento, de una marca en pleno crecimiento, es el Hyundai ix35 [Ver Prueba Hyundai ix35] que os presentamos en su día.